A pesar de que este guardameta puede estar catalogado en la categoría de los “casi vascos” (Tendré que hacer una sección especial), me ha parecido oportuno incluirlo en la bitácora, por la importancia y relevancia del mismo. Tuve mis dudas, ya que, aunque sí que es de ascendencia vasca, el nació y desarrollo toda su carrera deportiva en Sevilla. Es lo que hoy llamaríamos “oriundo”. El llamado “Ángel volador” por su increíble plasticidad y potencia en el salto, se codeo en la Selección española con el mismísimo “Divino”, el gran Ricardo Zamora, llegando a discutirle el puesto. Su carrera ascendente se trunco con la llegada de la “Guerra Civil”.
Su apellido en un principio me indujo a error, al confundirle con otros dos grandes guardametas (padre e hijo), que lo comparten con él. Llegue a pensar que fuera familiar, pero nada más lejos de la realidad, este portero tiene una gran historia propia detrás.
Guillermo Eizaguirre Olmos, nació en Sevilla el 17 de mayo de 1909.
Eizaguirre, era hijo de don Eugenio Eizaguirre y Pozzi, procedente del País Vasco, destinado en Sevilla como Presidente de la Audiencia Nacional y entrenador del Sevilla en sus ratos de ocio, en cuyo equipo infantil se inicio su hijo a la edad de 13 años. Debutaria en el Sevilla FC en la temporada 1924/25. Lo suyo fue una carrera meteórica, ya que sin haber cumplido los 16 años pasa al primer equipo sevillista, debutando en un amistoso contra el Racing de Madrid. De carácter abierto y jovial, no había señorita que no suspirara por aquel buen mozo, fue el primer gran ídolo de masas del sevillismo, un crack mediático comparable a las grandes figuras de la época, que en un partido si y en otro también salía a hombros del estadio, un personaje guapo, insolente, carismático y caprichoso, además de muy buena planta. Muy preocupado dentro y fuera del campo por la moda. Su peinado y vestimenta siempre iba acorde a la situación. Sus jerséis de goalkeeper son fácilmente reconocibles en todas las fotografías, siempre su atuendo era impecable. Sabio ganarse al publico por sus portentosas exhibiciones en la portería del Nervión, saliendo a hombros la mayoría de las veces.
Numerosos equipos quieren hacerse con, pero la entidad consigue convencerle para que siga ilusionando a su parroquia con el regalo de un automóvil deportivo, un “Amilcar”, el jugador quería una Harley Davidson, pero, la directiva temiendo por su integridad logro convencerle para que eligiera el coche.
Consigue con el Sevilla varios Campeonatos Regionales (9) , dos de Segunda División, y en 1934 consigue el ascenso a Primera División con el Sevilla. Pero su mayor logro fue la proclamación de Campeón de Copa, al ganarle al Sabadell por 3-0 en 1935.
Su principal legado como portero fue aportarle al puesto, atribuciones y cualidades desconocidas para la época: rapidez, agilidad, elasticidad, vuelo…, mas propias de un gimnasta que de un cancerbero.
Considerado uno de los mejores porteros, no ya de España, sino del Mundo, padeció como nadie el imperio hegemónico de Ricardo Zamora, otro “gentleman” del fútbol. Guillermo Eizaguirre, fue el único capaz de sentar en la banqueta al “Divino”. Tal era su carisma que aun lesionado y con un brazo en cabestrillo acudió al Mundial de Italia de 1934, aun a sabiendas de que no podría jugar, pagándole el Sevilla el viaje y la estancia. En su lugar jugó Blasco al lesionarse Zamora.
Fue tres veces internacional, hecho nada desdeñable, ya que entonces se jugaban muchísimos menos partidos que hoy día. Además, como ya he dicho, competía por la titularidad con Zamora y también con el portero del Athletic, Blasco. El primero de esos encuentros lo disputo el 5 de mayo de 1935 en Lisboa.
Al terminar la contienda muchos futbolistas volvieron a jugar en sus equipos (los que no estaban presos o algo peor) y, en el equipo nacional algunos, hombres como Campanal, Torrontegui, Gorostiza, Herrerita, Elícegui, Escolá, etc. Otros, como Lángara, Iraragorri, los Regueiro, siguieron haciéndolo en Hispanoamérica. El caso de Eizaguirre fue especial. La guerra la hizo en las filas de la Legión, en las que llegó a capitán. Terminada la contienda, permaneció en Madrid y decidió seguir en el Ejército y de ser posible, volver a jugar al fútbol. Podría haber jugado en cualquiera de los dos equipos madrileños, pero el presidente del Sevilla F.C., don Ramón Sánchez Pizjuán, le negó la libertad de hacerlo, torpedeo su contratación, pidiendo la exorbitada cifra de 100.000 pesetas por él. Se decía, que quien acabó con Eizaguirre como guardameta no fue la guerra, sino Sánchez Pizjuán.
Desde el comienzo de la Guerra solo disputaría algún partido amistoso durante la contienda, y después de ella jugaría aun algún partido homenaje.
Una vez retirado del futbol en activo, fue seleccionador nacional en dos ocasiones, desde 1948 a 1956. En una de ellas la selección alcanzo su máxima cota en una mundial (hasta el pasado año con la consecución del Mundial de Sudáfrica), alcanzando el cuarto puesto, dirigiendo el partido en el que Zarra marco el gol más repetido de la historia de nuestro fútbol y como narro el gran Matias Prats, “España derrotó a la “Pérfida Albión” (Inglaterra). Aquí, Eizaguirre formo tándem junto a Benito Díaz.
Aquilino Duque, en EL MANIFIESTO.COM
EQUIPOS
- Sevilla FC, 1924/36
PALMARES
- 9 veces campeón de la Copa de Andalucia.
- 2 Campeonatos de Segunda División, 1928/29 y 1933/34
- Copa del Presidente de la Republica (Actual Copa del rey), 1934/35
Fuentes: www.elmanifiesto.com, es.wikipedia.org, voladizodegolsur.blogspot.com y www.bdfutbol.com
Un único detalle... el portero que en Italia'34 jugó por el lesionado Zamora no fue Blasco, sino Nogués.
ResponderEliminarEugenio Eizaguirre y Pozzi, padre del portero, nace en Lugo en 1882 y su madre, Valentina Pozzi Genton, también es de Lugo.
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