Hubo una época en la que los porteros vascos se repartían a lo largo y ancho de la geografía española. Nada más y nada menos que 26, en una misma temporada entre Primera y Segunda División. Hay quien dice que el prestigio se lo ganaban en los torneos playeros o en los frontones del País Vasco donde sabían prever el bote de la pelota mejor que ningún otro guardameta.
En la década de los 70 y 80 las plantillas estaban pobladas de ellos sin que nadie supiese decir a ciencia cierta el porqué. La tradición dicta que el guardameta del País Vasco, era un portero de garantías, curtido en mil batallas y quizá... el bote de la pelota en el frontón o el del balón en la siempre irregular arena de playa le daba ese plus de reflejos que se busca en los porteros
Con tal alto bagaje: ¿Quien puede explicar ahora el declive de los cancerberos de Euskadi? Donde ni siquiera la Real Sociedad, cuna de los mejores, hace tiempo que aboga por metas de fuera.
¿Han pasado de ser los más buscados a ser los menos deseados?
¿Será que hoy los niños ya no juegan como antaño y los juegos en la calle se han trasladado a los juegos de salón, consolas y demás familia?
Indudablemente el entrenamiento del portero ha mejorado sobremanera y hoy no es necesario tener el carnet de una provincia para ser mejor portero. El Label de calidad del portero vasco se agota y exceptuando el Athletic de Bilbao que por norma tienen que ser de la tierra -siempre hablando de Primera, se entiende- en el resto del País se surten de todas las nacionalidades, la mejora de entrenamientos, personal preparado a tal efecto tiene parte de culpa.
No quiero menospreciar al resto de porteros - Dios me libre- ya que considero que buenos porteros ha habido en todas las épocas, pero el portero vasco siempre tenía, a ojos vista, otra cosa, otro status, eran los más deseados en los equipos... La anticipación y colocación era exquisita en personajes vestidos de oscuro, arqueros sobrios y de enjundia donde era difícil que restasen en sus equipos, porteros así siempre daban puntos y campeonatos. Con este bagaje era difícil que no se fijaran en ellos y, pasaran de sus equipos de toda la vida a grandes formaciones, para gloria de estos últimos.
¿Qué es lo que hay que hacer para recuperar esta tradición en nuestros porteros? No es por falta de afición, ya que cada día en los clubes modestos -y en los no tanto- cada vez hay más niños que se enfundan los guantes.
¿Puede ser que antaño, el mal tiempo característico del norte, los terrenos de juego y el barro típico en estos lares hicieran porteros más curtidos que los de ahora, que disponen casi siempre de buenos predios de juego y de mejores materiales?
Una de las mayores desbandadas y epopeyas que hizo que se repartieran a lo largo de la península fue uno de los mejores de todos los tiempos...el gran Iribar, el “Chopo” hizo que cantidad de suplentes del Athletic emigraran a otras latitudes a demostrar su valía, ya que en el Athletic con su larga sombra no se les dejaba crecer como porteros. En el Athletic: Iribar y en la Real sociedad otro de los más grandes: Arconada. Es ley de vida que el puesto más cuestionado de un equipo, ¿si funciona, para que cambiarlo? y como ya es sabido por todos; Iribar y Arconada funcionaban, ¡y muy bien! ¿Quién se atreve a dejar en la banqueta a un jugador internacional?
Todos han pasado alguna vez por temporadas algo más bajas, pero todo entrenador prefiere un portero que, quizá en alguna época solo haya estado de notable y no esperar que su suplente pueda darle un sobresaliente. ¿Estamos en un error? Pues es posible, pero la grada siempre dicta hacia qué lado hay que moverse.
Si tiramos de hemeroteca son 12 porteros en Primera y 16 en segunda, los porteros vascos que se enfundaban las camisolas de sus equipos en los setenta y ochenta -según un reportaje de la época en “El Mundo deportivo”-: Artola en el Barcelona, Arconada y Pedro Mº Ochotorena en la Real sociedad, Deusto en el Hercules, Iribar, Zaldua y Cedrun en el Athletic Club de Bilbao, Gorospe en el Burgos, Urruticoechea y Echevarría en el Español y Zubeldia e Irazusta en el Zaragoza. En cuanto a Segunda: Burgueña en el Málaga, Zamora en el Terrassa, Aizpuru, Meléndez y Gómez en el Baracaldo, Marro en Osasuna, Garmendia y Basauri en el Alavés, Esnaola en el Betis, Izcoa en el Granada, Aguinaga en el Jaén, Urrutia en el Valladolid y Cendoya en el Almería, eso sin meternos en el berenjenal de Segunda B, donde también había una gran cantidad de porteros vascos. Curiosamente en esta lista ningún portero es alavés. Como se puede comprobar un tercio de los guardametas eran criados en el País Vasco.
¿Y qué decir de la Selección Española? Cuarenta y nueve han sido los porteros que han defendido a lo largo de estos años— los que van desde el 28 de agosto de 1920, fecha del primer encuentro de la selección, hasta el momento— la meta del equipo español. Casi el cincuenta por ciento ha sido producto de esa inagotable cantera vasca, que tantos y tantos porteros ha proporcionado al fútbol español a lo largo de todas las épocas. Llegando a participar en el mismo concurso dos de ellos Arconada y el malogrado Urruti, pasando por Zubizarreta que de momento –hasta que Iker Casillas quiera- ostenta el record absoluto de internacionalidades.
Por Orden de convocatorias están: Zubizarreta con 126, Arconada 68, Iribar 49, Ignacio Eizaguirre 18, Carmelo 13, Araquistain 6, Blasco y Urruticoechea con 5, Jaúregui 3, Juanito Alonso 2, y ya con 1: Aranzubia, Deusto, Echevarria, Lezama, Lopetegui, Ochotorena y Vidal. Como se puede apreciar, los metas vascos han tenido un apartado muy importante en la historia de la Selección, hacen un total de 18 los que se han enfundado la camisola de España. Hoy en día no es así en la Roja tenemos a un madrileño: Iker Casillas un catalán Víctor Valdés y a un andaluz, Pepe Reina, los tres, unos porteros fabulosos y de contrastado prestigio internacional.
En cuanto a la temporada pasada –es decir- la de 2010/11 solo ha habido seis porteros vascos en Primera: Gorka Iraizoz y Raúl Fernández-Cavada en el Athletic, Aranzubia en el Depor y Unai Alba en el Hércules –ambos descendidos- Asier Riesgo en Osasuna y Zubikarai en la Real Sociedad –estos no han debutado este año-. En Segunda la cosa aun es peor ya que solo hay tres guardametas: Oier Olazabal en el Barça, que alterno el banquillo del A con el del B, ya que la mayoría de los partidos los ha jugado Miño en el equipo filial, Goiria en el Betis, que tampoco ha jugado demasiado este año y Lafuente en el Numancia que está llegando al final de su carrera sin jugar apenas.
¿Cómo podemos rehabilitar la cantera de porteros vascos? Si alguien lo sabe espero su respuesta…
Fuente consultada: hemeroteca de “El Mundo Deportivo”